Por @danischiaffino
Soy muy rara, aunque esta rareza es parte de toda mina. No soy la única, lo sé porque he escuchado a otras loquitas.
Cuál es nuestra maldita manía de que siempre nos guste el que menos nos da bola, no podemos engancharnos del santurrón que en verdad nos aprecia, siempre nos vamos por el difícil, el que aparece de vez en cuando y se nos aprieta la guata. El que nos invita un día y después le sale otro panorama y nos cancela la cita, que pena, pero me ha pasado. El machote seductor que sabe que es rico, el que camina sintiendo las miradas de las féminas a su alrededor.
Hace un tiempo conocí a un hombre guapísimo, lo vi y me encantó, bailamos toda la noche y obvio, lo difícil me duró 2 canciones, lo pasamos increíble, me pidió mi celular y hablábamos por whatsapp todo el día. Todo bien hasta que no sé por qué yo después de unas copas varias agarro mi teléfono y lo llamo tipo 4am para juntarnos… como si fuera de lo más normal llamar a esa hora. Me contesta y nos juntamos, pensé que estábamos en la misma parada, lo que yo no podía encontrar más fantástico.
A parte de ser guapísimo era simpático y le gustaba salir a bailar… pero al mes de hacer las llamadas en la madrugada me pregunta ¿en qué estamos? Yo la pensé un rato y le dije mmm lo estamos pasando bien (?), con tono casi de pregunta, él me dice que no es de la onda de estar con alguien sin saber para donde van, a lo que yo le dije que más de lo que le estaba entregando no podía hacer.
Ahí todo cambio. Yo por mi parte me asusté y él bajo su intensidad a casi nula. Me dejó de pescar por completo… ahora no me pesca ni en bajada y yo la pelota ando pendiente de él! Lo tuve y lo dejé ir!
Ahora soltera, pero más que segura que el próximo difícil que aparezca en mi vida me va a gustar!
viernes, 24 de agosto de 2012
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