ilustración de Nikki Farquharson
Mi abuela el otro día me vio la mano. Sip, mi abuela es medio esotérica y ve manos, letras, sueños... creo que hasta por ahí llega, nada de auras o espíritus aún... lo interesante fue que paralela a la línea del destino vio otra línea del destino, más clarucha y queriendo agarrar fuerza, pero por definición una línea del destino más. Una línea que indicaba un destino que me estaba armando paralelo al que tenía por definido... raro igual...
Yo creo en el destino. Creo en las decisiones que uno toma y que finalmente te llevan a uno o mil caminos más que se irán conectando con estas opciones que preferimos escoger.
Opciones, posibilidades que suceden paralelas a lo que estamos viviendo hoy y que muchas veces preferimos no mirar, ni saber que existen... eso me dejo pensando un poco...
Será más fácil hacernos los locos y creer que las cosas son como son, punto?
Pero que pasa entonces con el típico dicho de que en cualquier minuto podemos cambiar lo que vivimos. En cinco minutos puede cambiar tu vida. Minutos. Minutos. Minutos. Que pasa con ahora ya. Con no esperar ni cinco minutos para mandar un mail que puede cambiar tu vida. Con sacar esas pelotas que te tapan la inspiración y finalmente te dejan sin hacer nada, que te frenan, que en vez de minutos se vuelven años, o quizás toda una vida.
La idea es vivir el presente. El pasado ya fue y el futuro ya es ahora (como dicen, no existe). Por lo mismo que bonito fue ver como una línea en mi mano reflejaba algo que sí siento estoy haciendo HOY (todos los días HOY), un destino paralelo. Un destino que quiero que sea sin importar lo que es. Un destino que se construye convirtiendo lo que sueño en lo que hago... (aunque muchas veces me toque hacer también lo que no).
Hagamos HOY.
martes, 22 de marzo de 2011
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