Por Úrsula Izquierdo
Como les he contado antes, trabajé durante 12 años en agencias de publicidad. A medida que fui avanzando en mi carrera, obviamente fui recibiendo más y mejores beneficios materiales: aumentos de sueldo, gratificaciones, cheques de almuerzo, seguro de salud complementario y alguno que otro viajecito. Como dije recién, fueron beneficios materiales y por supuesto estoy muy agradecida de ellos.
También sería ingrato decir que no recibí ningún otro tipo de retribución durante esos años: aprendí a relacionarme con mucha gente, a conocer y descubrir mis talentos creativos y crecí profesionalmente. Si no hubiera pasado por eso, hoy no sabría que lo mío es la comunicación y que me encanta crear.
Apenas dejé de trabajar, comencé inmediatamente a hacer otro tipo de trabajo, no remunerado económicamente pero que hasta ahora me ha dado más que beneficios. Y este ha sido el trabajo interior. Aunque lo había comenzado años antes, me había sido siempre muy difícil continuarlo y ahora entiendo porqué: simplemente no estaba preparada.
Llevo un año avocada a este trabajo interior, y cada vez entro en terrenos más recónditos y profundos, pero al mismo tiempo maravillosos. No se imaginen que este es un trabajo para hacer con un psicólogo, pues no tiene nada que ver con eso. He pasado por más de uno de sus divanes (por caricaturizar un poco la escena), pero ninguna terapia psicológica creo podría realmente hacer un trabajo tan liberador como este. Podemos llamarlo también como el proceso del despertar de la conciencia.
En este proceso comenzamos a tomar conciencia de qué: que somos seres espirituales viviendo una experiencia humana, que somos energía, que todos nacemos con el potencial para ser felices en esta vida, que estamos todos tan conectados que cada cosa que uno haga afecta directamente al otro y a TODOS…entre varias otras verdades más. Hoy son algunas de mis verdades ya que a través de la experiencia he podido entenderlas mejor.
Pero también debo decir que este trabajo puede ser muy duro y difícil sobre todo al principio. Hay muchas barreras y prejuicios que traspasar, hábitos que romper, emociones que soltar, mucho que perdonarse y perdonar. En fin, es un terreno difícil y escabroso, pero una vez que uno logra pasar esa etapa -que puede durar semanas, meses o años- el resto empieza a fluir en una armonía maravillosa. Claro que yo no he terminado mi trabajo ni mucho menos tengo un magíster en él. Este es un trabajo que no termina nunca.
Todos los caminos llegan a Roma. Cada quien tiene su propio camino y creo que es nuestra responsabilidad buscarlo. Nadie les puede decir qué camino deben tomar, mucho menos yo. Yo sólo les puedo contar las herramientas y técnicas que he utilizado para poder emprenderlo y avanzar en él.
Cuáles han sido estas herramientas y cómo he ido profundizando en cada una de ellas es lo que les voy a contar en la próxima columna. Por ahora les puedo decir que para comenzar este viaje necesitan una sola cosa:
Querer.
Pero querer de verdad.
Les prometo que lo único que van a obtener son ganancias.
viernes, 29 de octubre de 2010
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Hola Ursula, me encanto tu columna, es cierto es dificil para quienes trabajamos en la industria dedicar tiempo al mas importante.- y finalmente.- mejor remunerado de los trabajos.
ResponderEliminarTe felicito por ese logro, aun trato también yo de darme trabajo en esa área, besos
rana