martes, 20 de agosto de 2013

Malditos miedos

Por @danischiaffino

Todas después de terminar una relación, quedamos un poco dañadas, y a eso le sumamos varias cositas más…

Después de mi última relación, debo reconocer que quede bastante insegura, pese a que nunca lo he sido, el joven aquél, logro sacar miedos en mí que nunca había notado. Terminé con pánico… pánico a entregarme al 1000% a alguien y que ese alguien hiciera mal uso de mi entrega. Miedo a sufrir, miedo a no ser valorada, miedo a la infidelidad, miedo a tener una relación sin nombre, miedo a volver a querer a alguien… en fin… ¡Malditos miedos!

Pero, cuando conoces a otra persona, no puedes arrastrar los sufrimientos de relaciones anteriores, ya que no es su culpa. Para nosotras también es una lata tener que bancarnos a un hombre con trancas anteriores por culpa de otras minas.

Por lo mismo estoy haciendo un trabajo extra humano, para no traspasar mis cosas al otro. No es su culpa que yo haya tenido a un pastel antes... estoy en el proceso de mentalizarme y bloquear todo lo que en su momento me hizo llorar.

Ahora me doy cuenta de que salir con pasteles tampoco es tan malo, ahí uno se va dando cuenta que aspectos, rasgos o actitudes no queremos en nuestras próximas parejas. Valoramos mil veces más a un hombre maduro, que a uno que su vida es el “carrete”... el hombre "maduro" no es sinónimo de fome, sino de estable, claro, alguien que sabe lo que quiere y lo que no quiere. Es seguro de sí mismo y no anda con pendejadas.

Con el tiempo he podido aclarar mi cabeza y saber lo que quiero para mi vida. Así como también saber lo que no quiero.

Todas vamos pasando etapas, las cuales las vivimos intensamente, y una vez que pasamos una etapa, no queremos volver, ya que en su minuto nos entregamos, vivimos a concho y luego forman parte del pasado.

Con el tiempo nos ponemos más tranquilas, más caseras, más de salidas a comer y noches de películas.  Las noches de cacería quedan atrás y si aparece alguien, aparecerá en el momento que menos lo esperemos, en el momento en que tenemos nuestra coraza abajo y se puede ver la autenticidad de nuestra personalidad, esa que a pocas personas dejamos ver.

En ese momento hay un click inexplicable, una química rara y no tienes que hacer nada, porque todo va fluyendo solo, lo único que puedes hacer, es ser tú, dejar de fingir ser la mina chora, que se las sabe todas.

¿Para que mentirnos?

En el fondo todas somos unas tiernas con patas, enamoradas del amor, pero que por culpa de otros nos hemos tenido que ir protegiendo y por esa maldita protección, perdemos oportunidades únicas.


Por esto, dejemos los miedos y lagrimones atrás, lo que te hizo alguien no tiene por que repetirse. Siendo nosotras mismas, la vida nos sonreirá.

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