
Con motivo del lanzamiento de una marca cosmética 100% naturale que tuve la semana pasada, aprovecho de hablarles de esta nueva tendencia.

Con bases de maquillaje que además de emparejar tonos otorgaban humectación, juventud y una serie de atributos, que jamás habíamos pensado que existían. Y máscaras de pestañas que nos permitían nadar, llorar y correr bajo la lluvia sin riesgo alguno.
Hoy la cosa ha cambiado, y bastante. Importantes marcas han tomado un rumbo diferente, aludiendo a lo sano, natural y libre de aditivos. Es un poco la vuelta de la rueda, que en general tiende a volver a lo básico y esencial de los productos.

Cera de abejas, sal de mar, carité, jojoba, aloe vera y castañas, por mencionar algunos, nunca habían sido tan beneficiosos.
En forma de jabones, aceites, geles de baño, shampoo, masajes y humectantes.
Y es que uno ya no quiere cosas biónicas ni súper especiales con efectos innovadores. Uno solo quiere verse bien de la manera más sana posible. Y si estos productos son capaces de llegar a resultados sobresalientes sin aditivos ni químicos, excelente pues.
Es como una pausa en este agitado y saturado ritmo de vida, donde nos echamos un poco de naturaleza para mejorar aquello que la naturaleza nos dio. Y en cuanto a mi experiencia personal, me atrevería a decir que es efectivo y va más allá de una parada verde y comercial frente a la vida.

Lo mejor es que esta corriente “naturalista” por llamarla de alguna manera, nos ha afectado globalmente, no sólo en términos de expansión alrededor del globo sino que a través de varios frentes: alimentación, vestuario, mobiliario y estilo de vida en general, que nos invita a vivir mejor, a aprovechar y cuidar lo que tenemos de un modo más sano y conciente tanto de nosotros mismos como del medio ambiente.
Más que mente sana y cuerpo sano, diría que productos sanos y belleza sana.
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