Red Feathers - Cate Parr
Expectativas, sueños, metas... esos pequeños lugares mentales donde depositamos llenos de esperanza lo que proyectamos ojalá pase en nuestra vida... pero muchas veces estas expectativas llegan y se cambian tan rápido que finalmente nunca llegamos a ellas, ya que cuando estamos por alcanzar alguna estamos pensando en el paso siguiente, y vivimos en una carrera ciega donde no hay fin.
El otro día maquillando a una modelo que era de Estonia me comentaba que su país es uno de los paises donde más suicidios se cometen al año. Y suicidios de personas jóvenes, de 30 y algo años, con buena situación, buen trabajo, buena vida, pero ninguna meta por cumplir, ningún lugar donde llegar, nada más a que aspirar. Que triste pensar que vivimos pensando en metas por cumplir más que en lo que tenemos ya cumplido, en lo que nos rodea, en nosotros mismos y el trabajar diariamente por ser reflexivos y felices (como sea que se defina la felicidad).
La frustración se deriva de las expectativas no cumplidas. De las fechas expiradas. De los planes atrasados. La desesperación también se genera al sentir que nos acercamos a alguna edad y aún no hemos hecho esto o lo otro, que importa! quién apura! quién nos metió en la cabeza que así debía ser!?... nosotros mismos, y nosotros mismos podemos relajar la cabeza y dejar de exigirnos llegar a algo en algún momento, si no más bien ver que es lo que ya somos y que nos interesa hacer, nada más.
He dicho muchas veces esto de vivir el presente (bien vivido), pero más allá de eso dejar de poner planes con nombre y apellido en el futuro y tratar desesperadamente de lograr eso (se nota eh!)... pensar que sólo haciendo cosas hoy y disfrutándolas llegaremos a un buen lugar, de mente abierta y arrugas de felicidad.
martes, 7 de febrero de 2012
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