Orgasmo. Orgasmo. Orgasmo... una palabra tan cotidiana como poco hablada. Tiene un sshhhhhhh implícito para varias personas que con sólo escucharla sienten cierta incomodidad y una leve transpiración. Para mí debiera pasar todo lo contrario. El querer escucharla más y entender todo el potencial que un orgasmo nos entrega...
Supongo que la mayoría ha sentido un orgasmo no? ese shock eléctrico que recorre el cuerpo c-o-m-p-l-e-t-i-t-o desde la punta de los dedos hasta la cabeza, pasando sin freno como una descarga de energía a través de todas las terminaciones nerviosas. Luego viene esa sensación de placer cansado que nos deja tirados por unos segundos sin querer hacer, ni pensar... cabeza en blanco... un placer sonrisal nos deleita por algunos de los minutos más ricos de vivir...
Sentir un orgasmo tiene como primera ley el no pensar. El sólo sentir. Con eso ya empezamos bien una experiencia que nos permite viajar a otra dimensión, aunque se esté cayendo el mundo a nuestro alrededor... el sólo desprendernos de nuestro raciocinio para dejarnos llevar por el mundo sensorial y conectar con nuestro cuerpo. Algo que se hace cada vez más difícil en el acelerado mundo en el que vamos corriendo para llegar a la meta invisible del querer ser. Un orgasmo es primitivo, es animal, es innato, es intrínseco, es nuestro...
Una poderosa herramienta creativa si se tiene. Si se practica. Si se le da el tiempo y la importancia que debiera tener.
Como algo tan natural podría significar algo oscuro y perverso? En la naturalidad de un orgasmo encontramos la canalización de nuestra mente. Una mente que se emblanquece y se aabreeee...
jueves, 7 de abril de 2011
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Muy buenooo!!!!!!!!
ResponderEliminargracias! ;)
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