Por @danischiaffino
Todas después de terminar una relación, quedamos un poco dañadas, y a eso le sumamos varias cositas más…
Todas después de terminar una relación, quedamos un poco dañadas, y a eso le sumamos varias cositas más…
Después de mi última relación, debo
reconocer que quede bastante insegura, pese a que nunca lo he sido, el
joven aquél, logro sacar miedos en mí que nunca había notado. Terminé
con pánico… pánico a entregarme al 1000% a alguien y que ese alguien hiciera mal
uso de mi entrega. Miedo a sufrir, miedo a no ser valorada, miedo a la
infidelidad, miedo a tener una relación sin nombre, miedo a volver a querer a
alguien… en fin… ¡Malditos miedos!
Pero, cuando conoces a otra persona, no
puedes arrastrar los sufrimientos de relaciones anteriores, ya que no es su
culpa. Para nosotras también es una lata tener que bancarnos a un hombre con
trancas anteriores por culpa de otras minas.
Por lo mismo estoy haciendo un trabajo
extra humano, para no traspasar mis cosas al otro. No es su culpa que yo haya
tenido a un pastel antes... estoy en el proceso de mentalizarme y bloquear todo lo
que en su momento me hizo llorar.
Ahora me doy cuenta de que salir con pasteles tampoco es tan
malo, ahí uno se va dando cuenta que aspectos, rasgos o actitudes no queremos
en nuestras próximas parejas. Valoramos mil veces más a un hombre
maduro, que a uno que su vida es el “carrete”... el hombre "maduro" no es sinónimo de
fome, sino de estable, claro, alguien que sabe lo que quiere y
lo que no quiere. Es seguro de sí mismo y no anda con pendejadas.
Con el tiempo he podido aclarar mi cabeza y
saber lo que quiero para mi vida. Así como también saber lo que no quiero.
Todas vamos pasando etapas, las cuales
las vivimos intensamente, y una vez que pasamos una etapa, no queremos
volver, ya que en su minuto nos entregamos, vivimos a concho y luego forman parte del pasado.
Con el tiempo nos ponemos más tranquilas,
más caseras, más de salidas a comer y noches de películas. Las noches de cacería
quedan atrás y si aparece alguien, aparecerá en el momento que menos lo
esperemos, en el momento en que tenemos nuestra coraza abajo y se puede ver la
autenticidad de nuestra personalidad, esa que a pocas personas dejamos ver.
En ese momento hay un click inexplicable,
una química rara y no tienes que hacer nada, porque
todo va fluyendo solo, lo único que puedes hacer, es ser tú, dejar de fingir ser la mina chora, que se las sabe todas.
¿Para que mentirnos?
En el fondo todas somos unas tiernas con
patas, enamoradas del amor, pero que por culpa de otros nos hemos tenido que ir
protegiendo y por esa maldita protección, perdemos oportunidades únicas.
Por esto, dejemos los miedos y lagrimones
atrás, lo que te hizo alguien no tiene por que repetirse. Siendo nosotras
mismas, la vida nos sonreirá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario