Por @danischiaffino
He intentado tener una mente de hombre… no porque quiera,
sino porque experiencias pasadas me han enseñado a protegerme al máximo para no sufrir, he
trabajado bastante en eso, pero me llegó el hombre que pensé perfecto y en 2
segundos perdí todo el trabajo mental desarrollado por años.
Soy
deslenguada y sin filtro, me encanta reír, tengo poco o nada miedo al
ridículo y me gusta disfrutar todo lo que la vida me entrega.
Soy intensa y
apasionada.
Siempre había querido conocer a un hombre que tuviera más
personalidad que yo, un hombre que me atrapara con el humor… este personaje lo hizo así.
Lo conocí una noche, lo vi y me gustó, sin preguntarme el
nombre me dijo que nos fuéramos de la fiesta… no accedí, nos quedamos bailando y
luego conversamos hasta las 7a.m.
Los días siguientes me llamó para invitarme a salir, después
de 4 días salimos a comer. Había sido mi
cumpleaños recién. Me encantó que él pidiera lo que íbamos a comer y lo que me
llevó a caer rendida fue cuando se apagaron las luces del lugar y me
cantó cumpleaños feliz junto a un pastel, una velita y todo el personal del
restaurant.
Ese día nos besamos por primera vez… los días siguientes
fueron bellos, llamados por teléfono, mensajes tiernos y todo comenzó a fluir.
Yo me sentía flotando, con mi mente en las nubes, mariposas en el estómago y
una sonrisa que era imposible sacármela de la cara.
Pero el príncipe azul no existe y empezó a mostrar lo que yo
no quería ver, su pasión por la vida nocturna y tomar hasta que uno ya no
responde por sus actos… yo no tomo, pero no me molesta estar con alguien que sí y se ponga chistoso, pero hay límites.
Esto comenzó a traerme inseguridades, cada vez que salíamos
por separado tenía una preocupación constante y no disfrutaba el momento que
estaba viviendo… no me gusta sentirme así! por lo que me di cuenta que no era
para mí, pero así y todo lo quería (ay ese masoquismo femenino!).
Sin saber que pasó, él se alejó sin darme señales; mientras
yo corría por praderas de nubes cantando, él ya estaba con las zapatillas
puestas para correr a otra parte!
No lo he visto ni hemos hablado, pero sigue en mi mente
constantemente.
Una vez más elegí al pastel en vez de al hombre bueno… a
porrazos se aprende, ahora sólo quiero que pase el tiempo y olvidarlo rápido.
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