jueves, 3 de julio de 2014

*TODO PASA POR ALGO*

Por @danischiaffino

“ALGÚN DÍA TODO TENDRÁ SENTIDO. ASI QUE POR AHORA RÍETE ANTE LA CONFUSIÓN, SONRÍE A TRAVÉS DE LAS LÁGRIMAS Y SIGUE RECORDANDO QUE TODO PASA POR ALGUNA RAZÓN” Anónimo.

La frase de: TODO PASA POR ALGO me di cuenta que es verdad. A primera impresión uno puede pensar que es mala suerte (mala cuea, yeta, mal de ojo, diga usté)), nos cuestionamos el porque nos pasan estas cosas a nosotras, pero al fin y al cabo, las respuestas llegan solas y el tiempo termina mostrándonos la realidad de todo.

Hace un tiempo por temas de amor, des-amor, proyectos que no resultaron, decidí vivir la pena de lo sentimental a mi manera. Opté por hacerme un mea culpa, que acepté totalmente y dejé de salir. Retomé hábitos y gustos que había dejado de lado, volví a la lectura y me metí de cabeza en mi trabajo, el cual me encanta y me apasiona.

Fue tanto lo que me metí en la rutina que dejé todo por cumplir mis objetivos laborales. Quería que se dieran cuenta que era buena y lograr al fin la confianza de mis jefas.

Parte de mi ruptura amorosa, fue la falta de tiempo, mi falta de compromiso, darle tiempo a mi nuevo trabajo, así que de algo me tenía que servir.

La cosa es que comencé a dar todo por la pega, cumplir con los tiempos, ser pro activa, lograr con mi dupla un trabajo impecable y un lazo de confianza el cual nos logró a las dos, cumplir las metas propuestas.

Pero no todo fue gratis, mi cuerpo me pasó la cuenta. Andaba con un estrés mental, el cual no me di cuenta desde un comienzo. Quería hacer todo, cumplir con la vida familiar y social. Por más que estuviera muerta el fin de semana, me daba el ánimo de levantarme y partir al asado, almuerzo rico, tecito conversado, etc.

Así fue como llegó el día que iba a un compromiso después de la pega. Estaba cansada pero había prometido llegar. Me fui con tiempo para manejar tranquila, estuve metida en un taco escuchando música y feliz.

Llegue a un cruce y me detuve en el disco pare, estuve un buen rato hasta que miré a ambos lados y al no ver luces crucé… siguiente segundo tenía una moto incrustada en mi puerta. Me detengo y un cuerpo cae por mi ventana… ni les explico el miedo que sentí, me bajé y comenzó mi pesadilla. En segundos estaba cortado el tránsito, llegaron motos de la municipalidad, ambulancias, carabineros, gente que pasaba por ahí… llame a mi mamá, quien a los minutos llegó al lugar del accidente y comenzaron las largas horas de declaraciones, exámenes y terminé detenida hasta las 5 a.m. (esto comenzó a las 20:05).

Cuando al fin llego a casa lloré, al fin lloré desconsolada, tenía miedo, estaba cansada, adolorida con mucha pena y no entendía por qué cresta me pasaban estas cosas a mí.

El volver a ser peatona me hizo buscar una solución, necesitaba hacer el camino a mi pega cada mañana más fácil. No quería que esto fuera un problema más. Así que opté por llamar a una amiga, no cualquier amiga, sino una que conozco de verdad y que sabía me iba a ayudar. Una amiga de la infancia, que sabía que no me iba a dar un NO como respuesta.

Cuando le conté el plan, estaba feliz, ella me iba a alojar mientras arreglaran mi auto. Así que partía con mi bolsito cada semana y los fines de semana volvía a casa.

La convivencia fue exquisita, no teníamos roces, nos acompañábamos, nos escuchábamos, regaloneamos y nos dimos cuenta que era lo mejor. Nuestras personalidades, principios, forma de pensar, familias, en general, nos parecemos en todo. Así que después de pensarlo varias noches decidimos vivir juntas.

Comencé una nueva etapa a partir de una desgracia, ese hito fue lo que hizo que tomara las riendas de mi vida.

Dejé las comodidades de mi casa y decidí crecer. Esto no es fácil para una mamona como yo. Debo reconocer que aún extraño a mi mamá, estaba acostumbrada a estar con ella todos los días, también a mi hermano que es mis ojos. Pero se puede! y sí, estoy feliz!

Tuve que crecer a golpes, ya que con pequeñas señales no estaba atinando.

Con el accidente cambié, bajé revoluciones, cada mañana ando en metro y camino a la oficina. No es una gran caminata, pero si un par de cuadras que disfruto todos los días. Hace mucho no caminaba bajo la lluvia, hace mucho que no caminaba escuchando música, hace mucho que no sentía el viento en mi cara, hace mucho tiempo había dejado darle importancia a cosas tan pequeñas. Volví a manejar pero los fines de semana y volví a manejar más tranquila, más pendiente y más lento.

En fin, todo lo que me pasó, lo tome, lo abracé y saque lo mejor!

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