Por @danischiaffino
Partió una persona que trabajaba en mi antigua pega, joven, con hijos y con toda la vida por delante.
Partió una persona que trabajaba en mi antigua pega, joven, con hijos y con toda la vida por delante.
Un accidente
cambió su rumbo… estos son los momentos en que nuestras plantas de los pies
vuelven a tocar tierra, este es el momento donde nos cuestionamos si estamos
aprovechado a concho nuestra vida, si estamos haciendo lo que realmente
queremos, si le hemos dicho TE AMO a quien realmente amamos, si estamos dándonos
el tiempo para nuestros amigos, nuestros verdaderos amigos…y a miles de cosas
que le restamos importancia.
En estas instancias, es cuando realmente
nos damos cuenta que no tenemos el tiempo comprado y nuestros seres queridos
tampoco.
Ni tú ni yo, sabemos cuándo será nuestro
momento de partir. Pero sí tenemos la certeza que nos va a llegar y por lo
mismo estamos a tiempo de decir lo que sentimos.
A algunos nos toca vivir y sentir la muerte
a temprana edad, en mi caso a los 14 años perdí a una de las personas que más
amaba en mi vida. El dolor es inexplicable, no es un dolor especifico,
porque abarca todo tu cuerpo, hasta
aquellas partes que nunca te habías dado cuenta que tenías, te duelen. Sientes
que vas a morir en cualquier minuto y hasta pides morir, porque crees y sientes
que no podrás superar ese momento.
Pero se puede, cuesta, pero se puede y se
aprende.
Cuesta menos cuando no te quedas con nada
dentro. Curiosamente a los 14 años yo ya era una personita sin filtro…por lo
que siempre le dije todo, lo abrace cada vez que lo veía, me despedía todos los
días cuando me dejaba en el colegio y cual hinchapelotas, lo llamaba todos los
días a su oficina cuando llegaba del colegio. El día que partió, sin saberlo,
me despedí más de 2 veces, cual más efusiva que la anterior. En su momento de
partir, no tenía nada que decirle que él no supiera.
Luego de esa experiencia me di cuenta de que
si tenemos voz, tenemos que usarla, decir lo que sentimos, sin miedo a nada.
Usar nuestro cuerpo, dar abrazos de verdad, con cariño, apretados, besos
apasionados y lágrimas que solo valgan la pena!
Aprender a dejar el orgullo de lado y
ceder. Sé que no es fácil, pero también
se puede (se los digo yo, que hace poco lo tuve dañado y me lo metí por donde
mejor me entraba jajajaja).
Disfrutarnos, dejar de
analizarnos, de intentar cambiarnos cosas, de criticarnos constantemente.
Nosotros mismos somos nuestros peores enemigos, cuando deberíamos ser nuestro
mejor aliado.
A veces me arrepiento por decir todo lo que
siento, si me patean lo cuento, si lo extraño lo digo, si lo amo se lo hago
saber, si me mando un condoro lo publico.
Si me equivoco, pido perdón y si me hacen daño, prefiero olvidar, el rencor no
es sano.
Soy intensa, pero no quiero que mañana
parta alguien y yo me quede con ganas de algo.
Como muchos dicen, mejor arrepentirnos de
lo que hicimos a lo que dejamos de hacer.
Así que ya que estamos entrando a un nuevo
año, comencemos a usar lo que nos han dado, brazos, labios, cuerpo, voz, tacto,
todoooo.
Que no tengamos que perder a alguien para
comenzar a hacerlo. Es tan fácil, simple y gratis!
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