Por @danischiaffino
Todos los cambios son por algo, a veces
tomamos decisiones apresuradas, muchas de las cuales, como no las pensamos nos
equivocamos.
Lo digo por experiencia, hace un
tiempo renuncié sólo porque las lucas me movieron el piso, en ningún momento me
pregunté por el ambiente laboral, por los horarios y temas relevantes antes de
un cambio.
Recuerdo que el primer día en
esa nueva pega fue nefasto. La gente cero amigable, nadie me saludó, solo me miraban
de pie a cabeza. ¡Fue espantoso!
Las oficinas eran un silencio infernal,
nadie se reía durante todo el día, nadie fumaba, nadie decía nada. Todos como
robots metidos en sus computadores sin sacar los ojos de la pantalla.
Llegaba la hora de almuerzo y jamás se acercaban a mí, pasaban por mi lado y nunca me hablaron. Nunca me invitaron a
almorzar. Era realmente penoso.
La mayoría eran mujeres, de la peor clase
de mujeres que he visto en mi vida, después de conversarlo con otras personas,
llegamos a la conclusión de que es por inseguridad y envidia. No es posible darle
otra explicación a la actitud que tenían esas minas.
Después del primer día todos fueron
iguales. Silencio, soledad, antisocial, no me reía en todo el día, dormía mal,
comía muy poco, si es que comía… sólo tomaba café y trabajaba, ya que el otro
detalle era mi jefe, quién era un explotador, un estresado con patas,
desordenado ¡uff horrible!
Al mes comencé a bajar considerablemente de
peso, no tenía vida, el mejor momento de mi día era cuando me subía al auto,
escuchaba música y me fumaba un pucho (penoso pero era mi realidad).
Con el pasar de los días nada cambiaba y me
di cuenta de que el primer día era el referente real de cómo sería el resto de mi
vida en ese lugar.
A los 2 meses no aguante más y decidí salir
de ahí, en 2 largos y asquerosos meses no encontré a nadie rescatable de ese
trabajo, había más de 40 personas y todos eran una mierda.
Volví con la cola entre las patas a mi
antiguo trabajo, con el mismo sueldo, el cual no me hacía feliz, pero el
ambiente era rico.
Pero al año una vez más mi cabeza empezó a
tener las pajas mentales típicas de nosotras las mujeres y a eso le sumamos el
reloj interno (próxima a cumplir 30) lo cual hizo un corto circuito y decidí
buscar nuevos horizontes… para mi suerte, con solo el hecho de pensarlo,
comenzaron a ofrecerme diferentes trabajos.
Escuche todos (no fueron 20 ofertas, sólo
5) a todas las iba a escuchar, ver lo que me ofrecían, preguntar cada detalle de mi
pega y lo más importante…ver si tenía feeling con quien sería mi jefe(a).
Las 4 primeras pagaban lo que pedía y me
ofrecían más, pero no me llenaban, sentía que me iba a aburrir. También quería
una agencia más pequeña, exclusiva y personalizada.
Finalmente me contactaron de una agencia por
un mail, contándome el perfil de lo que buscaban y que si me interesaba les
escribiera… leí el perfil y me visualicé, así de simple.
Respondí el mail y agendamos una reunión.
Llegué al edificio y me encuentro con una
amiga que trabajaba en la agencia donde iba a entrevista, eso es un punto a
favor, ya tenía una amiga.
Luego llego a las oficinas y me gustó el
espacio físico, se sentía la buena onda. Me siento y conozco a las 2 dueñas.
Conversamos, les conté lo que hacía, lo que pedía y les recalqué el tema del
ambiente laboral. De piel nos llevamos bien, muy simples, muy "lais", muy gente,
muy queribles, simplemente me encantaron.
Luego de su debida negociación acepte el
trabajo.
Comencé y primer día ¡INCREÍBLE!
El 85% de la agencia son mujeres, todas,
absolutamente todas, encantadores, me recibieron como una más, me hicieron
sentir en casa.
Ya llevo 3 semanas, donde el nivel de
trabajo es altísimo, los días vuelan pero lo paso increíble.
Siento que al fin tomé una buena decisión,
me siento en paz, llego feliz a trabajar, realmente encontré mi lugar ¡Acá me
quedo!
Muchas veces es necesario cometer errores
para luego llegar a lo que tanto queremos. También debemos hacer el ejercicio
mental de ¿Qué es lo que queremos? Y visualizarnos, esa es la única forma de
alcanzar los objetivos, teniendo claro dónde queremos estar.
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