El hostal surfero en el que me quedé, deliciosooo.
Vengo llegando de una semana completa de vacaciones. Playa y desconexión caaaasi completa (si no fuera por el celular, su watsup y el amigo instagram, con el cual fui siguiendo el NYFW desde la arena).
Aunque cada cual tiene su panorama preferido de relajo, para mi no hay nada como la playa... no hablo de ir a la playa y sentir la brisa marina desde una terraza, hablo de literalmente estar acostada en la arena tooodo el día. Campamento. Quitasol, sillas, cocaví, libro, música, toalla gigante, mucho bloqueador, en fin, el kit completo para horas y horas de sol y mar. Y así fue.
Mi rutina de veraneo fue dormir todas las noches 10 horas (o más), despertar, armar mis canastas playeras (lo mejor!) y partir a instalarnos (fui con mi hija de 7 años y mi perra de 2, tres "shicas" al sol).
1 del día a 7 de la tarde, ooh sí. Post playa sus churros, la clásica feria artesanal, las películas pirata de la casera local (me vi en 7 noches todo el cine que no vi en un año) y shau, para al otro día empezar otro estresante día de lo mismo... soy una nueva y morocha persona esta semana, felicidaaaaad!
Después de llegar de este tipo de vacaciones, me doy cuenta de que hay que hacerlo más seguido... no cuesta tanto salir de Santiago, aunque sea que tengamos 3 días, y simplemente olvidarnos de FB, internet, mail y todo aterrizaje a lo cotidiano, para despegarse y renovar energías. Sólo les puedo decir que estoy despejada... espero me dureee!
Canastas playeras. Las encontré en la tienda Todo Moda y les amo.
El señor de los Churros... fritura y grasa, mmmm!!
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