martes, 5 de febrero de 2013

Caso Mackenna

Por @danischiaffino


Que heavy todo lo que está pasando con Pablo Mackenna, lo acusan de acoso a una niñita de 9 años, quien estaba a las 2 a.m. en el casino y su madre la deja sola mientras va a vomitar al baño. Pero claro, solo juzgan el estado de ebriedad de Mackenna, mientras que claramente la señora debe haber estado igual. En su borrachera se metió una idea en la cabeza, dio un jugo rancio y al ver que estaba dejando la cagá, en vez de retractarse, obliga a la menor a seguir con su mitomanía provocada por el copete.

Esto me recuerda a una situación que viví en carne propia… me vienen todos esos malos recuerdo, angustia, miedo, rabia, lágrimas…. uff… mal.

Fue el año 2009, en Nueva Zelanda, una noche una pendeja de 19 años, acusa a mi ex pololo de acoso sexual grave. Luego lo meten preso y comienza una interminable pesadilla.

Recuerdo ese momento y aún me duele… siempre supe que era inocente, estuve con él 3 años y sabía perfectamente que no era capaz de hacer algo así. Por esto decidí apoyarlo en ese duro proceso que marcó la vida de ambos.

Desde un comienzo nadie nos creía, ni nuestro abogado, quien nos miraba como “latinos”, él mismo en la reuniones me decía que no nos creía, menos mal mi ex no hablaba inglés, por lo que no entendía y yo por protegerlo le decía que nos iban a ayudar. Mientras más lo protegía, por dentro me estaba haciendo mierda. Por primera vez en mi vida estaba sola y debía ser la fuerte.

Recuerdo que me sentaba horas en la biblioteca leyendo libros sobre las leyes del país, revisaba diarios antiguos para saber de casos similares, mientras más leía, más me daba cuenta que esto podía terminar mal… pero como mujercita que soy, siempre me mantuve firme, trabajaba gratis a cambio de un techo… estaba agotada mental y físicamente, lloraba sola para no preocupar al otro. Los momentos de nostalgia y miedo me venían en la noche mientras fumaba un cigarro en la terraza, ahí era el único momento del día en que me permitía botar sus lagrimones, luego me secaba la cara y volvía con fuerza.

Una vez que llegó el reporte policial, al fin nuestro abogado se dio cuenta de que era inocente y se puso de nuestro lado.

El proceso fue eterno, yo me mantuve a su lado por 3 meses, donde estaba 100% metida en el caso: llamar al abogado, estudiar, trabajar, ver traductores… uff! una inagotable lista de gente a quien llamaba constantemente.

Al ver y sentirme sola en esta batalla, decidí volver a Chile, mi cuerpo ya no podía más. Me estaba llevando todo en la espalda, defendía a éste hombre que pasó a ser un ser indefenso, corrí con todos los gastos, los cuales eran ahorros que tenía guardados, pero que los saqué para pasárselos, siempre pensando en que me los devolvería (eee... nunca pasó).

Cada día que pasaba era un suplicio, ya no podía mirarlo, porque me agotaba su actitud de derrotado, siempre esperando que yo hiciera todo.

El día en que tome mi maleta y lo dejé allá para que se hiciera cargo, logre respirar, oxigenarme y por un momento ver la luz. Me daba pena, pero no era capaz de seguir, ya no le tenía ni un mínimo de respeto, me absorbió todo, yo era mucho más fuerte que él y eso me molestaba. No reaccionaba. Yo me esperaba que lo hiciese, pero en 3 meses no pasó.

Finalmente se demostró su inocencia, le pidieron perdón y le dijeron que vuelva al país cuando quiera.
5 mese duró esto, tiempo suficiente para no querer verlo más.

Ahora me pregunto ¿esta mujer sabrá todo el daño que provocó?, ¿sabrá que por su mentira cagó psicológicamente a una persona? ¿Se habrá dado cuenta de la magnitud de su mentira?

Me empelota que siempre se juzgue al hombre, sin importar el contexto, lo culpan sin ver con altitud de mira el caso. Tanto como en mi caso y como en el de Pablo Makenna, las minas están mintiendo, por jugosas, por enfermedad, por imbéciles, quién sabe qué!

Pero luego del daño provocado, tanto a la persona como a su entorno, ellas no son juzgadas, ellas siguen su vida como si nada hubiese pasado. No se les hace examen psicológico, no se les obliga a pagar una multa por daños e injurias. No pagan por toda la mierda que lograron y me da rabia, impotencia, estas minas lo pueden volver hacer, en mi caso la loca lo hizo, en vez de meterla en un loquero, le permiten seguir cagando vidas de personas que eran felices.

Espero que pronto se demuestre la inocencia de Pablo, espero que borrachas como esta vieja sean sancionadas, espero que minas cagadas de la cabeza sean juzgadas y paguen por el daño…. no le deseo esto a nadie… ahora ya es un capítulo de mi vida cerrado, pero cada vez que lo abro me vine un dolor inexplicable.

Fin de mi viaje, no conocí Tailandia, pero debo rescatar que durante este proceso conocí y recibí el apoyo de gente maravillosa, quienes nos abrazaron y confiaron en nosotros. personas que lograron ver en nuestros ojos la inocencia. Personas que no nos juzgaron, sino que nos apoyaron.

Toda historia tiene su lado lindo.

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